Pregúntate siempre qué tan seguro/a estás de que las posibles ventajas del tratamiento superen a las posibles desventajas.
La decisión de utilizar o no un tratamiento puede depender de qué tan seguro/a estés sobre sus efectos positivos y negativos. Por ejemplo, puedes decidir no utilizar un tratamiento si no estás seguro/a de que sea útil o seguro.
Qué tan seguro/a se puede estar, depende de si las afirmaciones sobre los efectos de los tratamientos están basadas en un resumen exhaustivo de los estudios que comparan los tratamientos, de si los estudios fueron comparaciones realizadas de manera justa, del tamaño de los estudios, y de cómo de relevantes son las comparaciones para ti.
RECUERDA: Pregúntate qué tan seguro/a estás de que las ventajas superen las desventajas.